Quiénes Somos
Recibiendo la invitación de Cristo a seguirlo pobre, obediente y casto, vivimos la condición de laicas.
Nuestra secularidad consagrada nos compromete a estar atentas al devenir de la historia y a las necesidades emergentes y así, contribuir a responderlas desde una visión de fe y para el bien de cada persona.
En el Instituto están presentes todas las categorías sociales y no hay ninguna preferencia por profesión, ocupación y ambiente social.
Estamos esparcidas por el mundo como pequeñas semillas y así podemos ser, para todo el que se nos acerque, ocasión de encuentro con Jesús y con la riqueza inagotable del amor que brota de su Corazón bendito.
En el misterio infinito de Cristo, a la luz de la Sagrada Escritura y de la Liturgia, estamos llamadas a contemplar y a vivir, en particular, el Misterio de la Encarnación del Verbo y su vida oculta en Nazareth, en el deseo de dejarnos plasmar por Aquel que ha dicho:
“Aprended de Mí que soy manso y humilde de Corazón”
La Apóstol ve en María Santísima, esposa del Espíritu Santo, el modelo y la guía segura en la imitación del Hijo y el sostén para vivir la fe.
A Ella, reina de las vírgenes, profesa una filial confianza.
Contemplando a Jesús en la Cruz, estamos llamadas a compartir el voluntario anonadamiento que Él asumió desde la Encarnación. Dios es humilde porque es amor; Dios es amor porque es humilde.
Alimentamos nuestra vida de consagradas en la Eucaristía, en la oración y en el silencio que escucha y acoge.